sábado, 9 de julio de 2011

LA LIBERTAD…ENTENDIDA



LA LIBERTAD…ENTENDIDA

Agustín era un niño como cualquier otro, cada día quería ser un personaje diferente y su fértil imaginación era tan dilatada que todos los días se enfrentaba a una nueva profesión.

Un día en una conversación en voz baja en su casa, escucho una palabra que no conocía, la cual le atrajo poderosamente la atención, en su mente inocente las palabras novedosas tenían un significado que casi nunca se ajustaban a la realidad.

A la mañana siguiente mientras su madre le vestía para llevarle al colegio, con aires de bravucón infantil, el niño le dijo a su madre que de mayor quería ser “Sarasa”.

La progenitora con la típica dulzura de una madre le replico…

-Cariño lo que tu quieras, de mayor serás lo que tu quieras.

-Vale mama, entonces de mayor quiero ser “Sarasa”.

Como poseído por una fuerza extraña, Agustín salio corriendo con las manos en alto por el pasillo gritando con todas sus energías

-De mayor voy a ser “Sarasa” “Sarasa” “Sarasa” “Sarasa”

Su padre, un sargento con bigote y voz recia cuando escucha a su hijo gritar por el pasillo, sale del cuarto de baño con la mitad de la cara embadurnada en crema de afeitar, y detiene a su niño en seco con una pregunta con aires de tipo serio, y le pregunta:

-Hijo, ¿que dices que quieres ser de mayor?

-Papa de mayor quiero ser “Sarasa”

Al sargento con bigote se le cambio la cara, el gesto de soldado de su cara se descompuso en un instante y solo acertó a decir…

-Un hijo mío nunca podrá ser sarasa, y no se hable más de esto.

El niño salio corriendo en busca de su madre y gritando decía a su progenitora

-Mama, mama, papa no me deja ser sarasa

-No te preocupes cariño mío, que papa lo entenderá y te dejara ser de mayor lo que tu quieras.

Ese día el niño en el patio del colegio delante de sus amigos expuso la idea de lo que quería ser de mayor, y a todos los angelicales niños con esas mentes frágiles y moldeables les pareció una idea estupenda, y todos al de un instante estaban gritando al unísono en ese acto de revolución primaria;

-De mayores queremos ser “Sarasas” y como unos pequeños revolucionarios luchando por unas ideas de lógica natural, en mitad del patio del colegio todos los niños gritaban al unísono con los brazos en alto…

-QUEREMOS SER SARASAS-

-QUEREMOS SER SARASAS-

-QUEREMOS SER SARASAS-

- Ante tal magnitud de ideas revolucionarias, la alarma llego a las más altas instancias del colegio donde todos los profesores se reunieron en cónclave, y decidieron llamar a los padres para pedir explicaciones por la insurrección de Agustín.

Después de un acalorado debate dispusieron que la sedición asonada del levantamiento del revolucionario Agustín, se quedase en la exposición de que lo mejor para un niño de esa edad, era que no darían importancia a las ideas infantiles de un crió con exceso de imaginación.

Pasaron los días y el niño seguía escuchando palabras nuevas en su diminuto cerebro y aquella nueva palabra encandilo su infantil cerebro.

-Mama de mayo quiero ser "-Diacono-"

-Pero cariño, si antes querías ser Sarasa

-Si mama, eso también, de mayor quiero ser un “-Diacono Sarasa-”, y gritando por el pasillo salio corriendo gritando; de mayor quiero ser “-Diacono Sarasa-”, “-Diacono Sarasa-”,“-Diacono Sarasa-”

El sargento con bigote de voz recia salio del cuarto de baño con la mitad de la cara embadurnada con jabón de afeitar y con cara desencajada y voz amedrentadora acertó a decir… Diacono sarasa, !!De eso ni hablar¡¡, en mi casa nunca habrá un Diacono sarasa y no se hable mas.

Ese día el niño en el patio del colegio delante de sus amigos expuso la nueva idea revolucionaria de lo que quería ser de mayor, y a todos los angelicales niños les pareció una idea estupenda, y todos al de un instante gritaban al unísono.

-DE MAYORES QUEREMOS SER “DIACONOS SARASAS”-

-DE MAYORES QUEREMOS SER “DIACONOS SARASAS”-

-DE MAYORES QUEREMOS SER “DIACONOS SARASAS”-

En un instante, como si fuera ese patio el germen de una revolución con aires de futuro, todos los niños del patio encabezados por el imaginativo Agustín a modo general revolucionario, desfilaban por el claustro de ese colegio pidiendo honores por la mutación que querían conseguir.

Ante tal magnitud de ideas revolucionarias todos los profesores se reunieron en cónclave para decidir que hacían con el pequeño revolucionario, como la idea era repetitiva decidieron llamar a sus padres de nuevo, al director de la asociación de padres, a las catequistas de la clase re religión, al psicólogo de la escuela, y al director del colegio, un cura entrado en años con aires de ser superior

En el salón de actos el debate transcendía de una manera acalorada.

La pequeñas piernas al aire por el pantalón corto que llevaba el acusado, colgaban del asiento de una silla de altos vuelos, el querubín, ajeno a los debates que no entendía se distraía lentamente con palabras nuevas y pensaba en la posibilidad de ser “Omnipresente”, una palabreja que había oído el día anterior y también le había llamado poderosamente la atención, en su candidez de angelito sin pecado, Agustín estaba dispuesto a defender su postura y en su mente estaba la idea de contarle a su madre la nueva profesión que quería ser de mayor.

Los profesores debatían acaloradamente si debían mandar al revolucionario niño a su casa unos días o llevarle a un colegio especial.

El psicólogo estudiaba concienzudamente las secuencias infantiles del porque de tal situación y en ese maremagnun de ideas no encontradas, el ser superior entrado en años, director de un colegio de afincada base religiosa, con voz poderosa acertó a decir…

Parece mentira que se comporten ustedes así…

Por Dios santo, es solo un niño con mucha imaginación, déjenle ustedes que sea lo que quiera de mayor. Si el niño quiere ser un “-Diacono Sarasa” pues que lo sea, estamos en una democracia y esto es un país libre.

Ante tal declaración de libertad del director del colegio todos aceptaron que la imaginación de un niño es algo sin fronteras ni limites producidos por las necias leyes de la intolerancia.

En ese momento Agustín, en el estrado se pone de pies encima de la silla de altos vuelos y con el coraje que dan las ideas peregrinas, grita defendiendo su lógica postura.

DE MAYOR QUIERO SE UN “-DIACONO SARASA OMNIPRESENTE-”

En ese momento se miraron todos y una gran carcajada lleno la estancia y en ese momento decidieron dejar a Agustín que se recrease en su fértil imaginación.







viernes, 8 de julio de 2011

jueves, 7 de julio de 2011


En verdad que algunas ideas me gustan, y esta de la foto creo que es ¡¡ Genial ¡¡


domingo, 3 de julio de 2011


Era tarde, la noche se echaba apresuradamente y había que buscar refugio, los lujosos cajeros automáticos con calefacción de los bancos con puertas abatibles empezaban a escasear, la novedosa costumbre de poner cajeros en las fachadas habían eliminado parte de su hospedaje nocturno

Pensaba que la vida empezaba a ponerse incomoda, antes tenia un refugio seguro cada noche de invierno, y ahora la búsqueda diaria de hospedaje, estaba eliminando lentamente la esencia de ser un desposeido

Hacia tiempo que un día decidió echarse a la calle, la imagen de ser un desposeído nunca había entrado en sus planes, la verdad es que nunca entraba en los planes de nadie ser un desposeído, pero las circunstancias que le llevaron a ese lamentable estado estaban impresas a modo de tatuaje en su cuarteada piel.

Una promesa rota, un caudal de emociones destrozado, despedazado, destruido, borrado y eliminado, le hicieron desertar de la vida y dedicarse a morir lentamente entre los cartones de frigoríficos “No frost” y hornos piroliticos,

El siempre había sido un tipo con clase, y los cartones de dudoso origen chino no entraban en su estatus, desposeído -SI- pero con clase, siempre arraigado a sus costumbres de vivir con lo mejor incluso en el peor de los casos, por eso siempre le gustaba guardar sus cosas en bolsas de Dolce –Gabbana, Donna Karan o similares.

Aquella tarde noche, mientras acomodaba su cuerpo entre los periódicos caducos de varias publicaciones, recibió un escueto mensaje en su móvil de quinta generación…

“Mañana no te acordaras de nada”

Lentamente como una secuencia “Cinefila Bogartiana” Saca de su bolsillo un cigarro, lo enciende con lentitud y parsimonia, le pega una amplia calada, exhala el humo haciendo un circulo perfecto, respira hondo, y mientras su mente en voz baja pronuncia palabras a modo de tantras sin sentido aparente, las palabras sarcasmo y crueldad tomo un nuevo significado.