domingo, 22 de abril de 2012

ADOLFO








Adolfo era un judío converso bien dotado que todas las mañanas le  gustaba al levantarse mirarse desnudo frente  al  espejo.El reflejo de su prominente miembro le hacia sentirse poderoso, la naturaleza de una manera cáustica le concedió una larga polla y una corta mente, era el caso claro  de; Hombre de mente sexsualizada.
El era un tipo feliz, su concepto de la felicidad era algo simple;
 “Con buena polla bien se folla” y en esa lógica “Adolfiana” todo lo demás era irreverente y sin sentido.
En su entorno era conocido entre las damas por la fama que le precedía por su elemento desestabilizador, con el, había conseguido marcar las distancias entre el antes y el después, El “antes de conocerle” y el “después de haberle conocido”.

De pequeño había sido criado por las monjas en un hospicio de un puebla cercano, y cuando empezó a despuntar como adolescente indolente, decidieron que ya era el momento de que aflorase su energía en otros menesteres menos religiosos, por lo tanto hablaron con el párroco de su congregación y decidieron mandarle a la gran capital para que se  hiciese un hombre de provecho.
Como su fortuna estaba a la vista resolvió que había que sacar rendimiento a sus claras dotes naturales,  y decidió ganarse la vida como donante de esperma.

Nunca entendió el porque le rechazaron como donante de semen, si aquella rubia de la clínica le prometió que tenia muchas posibilidades de ser un buen proveedor de materia genética cuando se la trajinaba en la habitación sin vista, que había en su apartamento de las afueras de la ciudad,  pero nada ni nadie podían hacer que lo desanimasen, pues su fuerza  Polla-mental eran de corto y largo alcance al mismo tiempo.

Una tarde de domingo en sus tribulaciones estivales, a  la sombra de una sombrilla  con el humo de un cigarro casi consumido por la apatía del largo día, una mujer le pidió las ultimas esencias de su  cigarro para encender el suyo, esa conexión casi demoníaca marco el camino de lo posteriores meses de Adolfo, ella, actriz porno de profesión, le introdujo en el mundo para el cual, él, estaba predestinado.
Con  la habilidad natural que el tenia rápidamente  se hizo un nombre en el  mundo mágico de las artes escénicas.
Entre días de orgías, prolongadas por noches lujuriosas, pasaron los siguientes meses para Adolfo, su poderoso miembro tomo todas  las medidas posibles,  y estas le reportaron grandes beneficios económicos.
En poco tiempo paso de ser un desconocido, a ser reconocido actor con dotes de incuestionable naturalidad genética adaptada a su profesión.
Su nombre pasó a formar parte en las primeras líneas  de los carteles de las películas que con gran profesionalidad protagonizaba.
“Arma Ofensiva” fue su primera película de protagonista, después vinieron varias, tales como “El golfo Adolfo”- “Lucio lució su Falo lucido” –“A trancas por la barranca”-y su mas famosa, con la que gano el premio al mejor actor del genero;”Tardes con Adolfo”. Aunque a él, la que mas le gusto hacer fue la de “La verdad se esconde” una película con diálogos  desarrollados en la disciplina mas sutil. Como aquella frase de;
”Anda pa ya, que te voy a poner mirando pa ca” o aquella otra de;”Se me salen las ideas por los lugares mas dispares cuando me agarro los genitales”.

Gustaba de escribir largas cartas a las monjitas que le criaron, en ellas hablaba de su vida en al capital y la suerte que estaba teniendo por sus dotes naturales, en ellas de una manera religiosa siempre adjuntaba un cheque para ayudar a sufragar los gastos de su pequeño hospicio, y las monjitas siempre agradecidas por todo lo que habían recibido de Adolfo, agradecían todas sus bondades incluyéndoles en sus rezos matutinos y vespertinos.
Total Adolfo tenia las herramientas adecuadas para triunfar en la vida, el era un tipo con poco cerebro, una larga polla y un gran corazón.




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