viernes, 6 de abril de 2012

REGRESO AL PASADO









REGRESO AL PASADO

Ella era una mujer de inestable belleza, le gustaba leer en privado, para ella esa soledad era necesaria, era un vicio como la masturbación,
Todas las mañanas a modo de musa se sentaba en el mismo banco del parque para la inspiración de artistas y  de algún que otro pervertido.
Lo hacia siempre por la mañanas porque era cuando mas se acentuaba su belleza, los poetas que escribían sobre ella decía que oírla reír era como hacer el amor con ella, por eso los pervertidos esperaban pacientemente las risas de la musa del banco del parque para dar rienda suelta a sus mas bajos instintos.
Por las tardes, a modo de Friné se presentaba en las salas de arte de su ciudad de adopción, para que esculpieran todos los aprendices  su cuerpo en mármol, y en días alternos  variaba su presentación en la plástica de las obras pictóricas.
Ella era sencillamente la perfección física, su cuerpo admirado por todos era el preferido de escultores, pintores, poetas y sátiros pervertidos.
A pesar de que decenas de ojos conocían  ampliamente todas las secretas curvas de su cuerpo, nadie nunca lo había tocado.
Desde su juventud impero en ella el ascetismo  y quiso ser monja , pero un día perdió la Fé al ver  la perversión de un párroco con un sacristán adolescente,   y decidió que si su marido permitía tal maldad, no le quedaba mas opción que  pedir el divorcio de su consorte celestial., como buena divorciada tuvo que elegir entre todo  su patrimonio, que era el cielo y la tierra, como tenia vértigo y el cielo le pareció muy lejano decidió quedarse con la segunda opción y desde entonces su cuerpo perfecto para ganarse la vida lo  destino al gozo y deleite de todos los mortales.
Una tarde de primavera, a la salida de la sala de arte,  cuando se disponía a caminar hacia su casa un extranjero con acento del norte se acerco a ella y le enseño un papel con unas letras, en el había una dirección escrita, y ella asintiendo comento que esa dirección estaba cerca de donde estaban, y daba la casualidad que era la puerta contigua a su casa. Por lo que decidió acompañar al extranjero en su camino hacia el final de su búsqueda, en el lento caminar las miradas se entremezclaban con las palabras  y sin motivo aparente y sin darse cuenta se vio sentada en la terraza de un bar a lo sombra de una amplia  sombrilla con un refresco en la mano.
La moldeada voz de aquel hombre con su expresiva forma de expresarse había conseguido arrastrar tenuemente  la tarde  hacia esa noche con luna, y la distancia entre ella y las estrellas esa noche pareció más cercana.
A lo lejos la carencia del reloj de la plaza marcaba una extraña melodía   de diez tonos, y esa puerta a la realidad la hizo entrar en el mundo del lirismo de esa noche con luna.
Con un lento ademán,  se puso de pie sobre sus sandalias de recortado tacón y con su dulce voz, marco el fin de la cita para comentar al extranjero que era el momento de acercarle hasta su destino, y por cercanía, el de ella.
-Buenas noches y gracias por la grata compañía; replico la bella mujer a la puerta de su casa, y por cierto; no me ha dicho su nombre hombre del norte.
Y el, con ese definido acento acertó a decir- Mi nombre… bueno… mis cercanos me llaman “Prat” pero en realidad mi nombre es Praxiteles.






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