REGRESO AL PASADO
Ella era una mujer de inestable belleza, le gustaba leer en
privado, para ella esa soledad era necesaria, era un vicio como la masturbación,
Todas las mañanas a modo de musa se sentaba en el mismo
banco del parque para la inspiración de artistas y de algún que otro pervertido.
Lo hacia siempre por la mañanas porque era cuando mas se
acentuaba su belleza, los poetas que escribían sobre ella decía que oírla reír
era como hacer el amor con ella, por eso los pervertidos esperaban
pacientemente las risas de la musa del banco del parque para dar rienda suelta
a sus mas bajos instintos.
Por las tardes, a modo de Friné se presentaba en las salas
de arte de su ciudad de adopción, para que esculpieran todos los
aprendices su cuerpo en mármol, y en días
alternos variaba su presentación en la plástica
de las obras pictóricas.
Ella era sencillamente la perfección física, su cuerpo
admirado por todos era el preferido de escultores, pintores, poetas y sátiros
pervertidos.
A pesar de que decenas de ojos conocían ampliamente todas las secretas curvas de su
cuerpo, nadie nunca lo había tocado.
Desde su juventud impero en ella el ascetismo y quiso ser monja , pero un día perdió la Fé
al ver la perversión de un párroco con
un sacristán adolescente, y decidió que si su marido permitía tal
maldad, no le quedaba mas opción que pedir el divorcio de su consorte celestial.,
como buena divorciada tuvo que elegir entre todo su patrimonio, que era el cielo y la tierra,
como tenia vértigo y el cielo le pareció muy lejano decidió quedarse con la
segunda opción y desde entonces su cuerpo perfecto para ganarse la vida lo destino al gozo y deleite de todos los
mortales.
Una tarde de primavera, a la salida de la sala de arte, cuando se disponía a caminar hacia su casa un
extranjero con acento del norte se acerco a ella y le enseño un papel con unas
letras, en el había una dirección escrita, y ella asintiendo comento que esa dirección
estaba cerca de donde estaban, y daba la casualidad que era la puerta contigua
a su casa. Por lo que decidió acompañar al extranjero en su camino hacia el
final de su búsqueda, en el lento caminar las miradas se entremezclaban con las
palabras y sin motivo aparente y sin
darse cuenta se vio sentada en la terraza de un bar a lo sombra de una
amplia sombrilla con un refresco en la
mano.
La moldeada voz de aquel hombre con su expresiva forma de
expresarse había conseguido arrastrar tenuemente la tarde
hacia esa noche con luna, y la distancia entre ella y las estrellas esa
noche pareció más cercana.
A lo lejos la carencia del reloj de la plaza marcaba una
extraña melodía de diez tonos, y esa
puerta a la realidad la hizo entrar en el mundo del lirismo de esa noche con
luna.
Con un lento ademán,
se puso de pie sobre sus sandalias de recortado tacón y con su dulce voz,
marco el fin de la cita para comentar al extranjero que era el momento de
acercarle hasta su destino, y por cercanía, el de ella.
-Buenas noches y gracias por la grata compañía; replico la
bella mujer a la puerta de su casa, y por cierto; no me ha dicho su nombre
hombre del norte.
Y el, con ese definido acento acertó a decir- Mi nombre…
bueno… mis cercanos me llaman “Prat” pero en realidad mi nombre es Praxiteles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario