LA VOZ
Hay veces que oigo una voz que me llama, no utiliza mi
nombre
-“Hola corazón”- Es su primera frase, después alarga sus
frase recreando mis sentidos. Es una voz femenina, con un claro acento que no
alcanzo a reconocer, dulce, templada, envolvente,
sensual, excitante y provocadora.
Cuando me habla
siempre giro la cabeza en todos los sentidos buscando el germen de la turbante
voz, pero nunca encuentro su origen, entonces me siento en el borde e la cama y
espero, dejo que hable; Ella, la voz, me cuenta cosas, historias, cuando
engendra sus desvaríos siento que me
regala el tiempo y el vacío desaparece, en ese momento ya no importa la
procedencia, sabiendo que el destino es mi interior.
Hay veces que tomo apuntes de una manera apresurada, aunque
ella habla despacio, pausada, con carencia de pasos de tango, las cosas que me cuenta las transcribo de una
manera acelerada en cuartillas hojas
en blanco desordenadas, después, a la mañana siguiente, intento ordenar de una
manera coherente, pero me doy cuenta que de una manera sorprendente no hay nada
escrito, las hojas están en blanco, solo me queda el recuerdo de su voz y la
semilla de sus historias en mi interior.
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