Hay momentos que escribir es adentrarse en lo desconocido,
es un laberíntico mundo que te hace ser esclavo de tu yo interior.
Hay veces que dejo volar mis manos en el teclado y aporreo
las teclas con un son de virtuoso, y es realmente emocionante sentir el
repiqueteo casi mágico cuando golpeo el teclado de una manera emocionalmente
extrema.
Acuñar letras con un significado de realidad personal es tan
enriquecedor que hay veces que crees que esto no puede ser real.
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