lunes, 18 de febrero de 2013

LA FE



-Por aquí se rompe la fe, y mi venganza pasara desapercibida por la ausencia de creyentes grita Pedro hincado de rodillas con los brazos abiertos en cruz mirando a un cielo imaginario.

Los parroquianos abstraídos entre pintas, licores y conversaciones se vuelven para admirar al nuevo Mesías.
Pedro, que tiene porte de santo, nos ha bendecido a todos con la sangre de cristo.
Quizás la taberna no seria el lugar mas apropiado para estos menesteres tan elevados, pero el Espíritu Santo se puede presentar en los lugares mas insospechados.
Pedro con su cara angelical, después de beber dos litros de la sangre de cristo, tiene la fe suficiente para excomulgar a los abstemios y hacer santos a los creyentes de su nuevo papado.
Esa noche todos fuimos canonizados y el tabernero...el tabernero fue el único Santo cuando grito en voz alta que la siguiente ronda era por cuenta del nuevo Mesías.
Algo a lo que Pedro se opuso, pero ya se sabe que ser el Mesías... tiene sus complicaciones.





   

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