lunes, 13 de junio de 2011


LA LOCURA DE MARIA

Aquella tarde Maria se dio cuenta que había perdido la cabeza.

Su extraño estado estaba entre la realidad y la fantasía, el sueño-realidad era desconcertante, sentía el pelo y la camisa pero la presencia de su cuerpo era algo ingrávido.

¿ Seria eso la muerte ? razono de una manera excitante, seria eso la posibilidad de estar viendo su alma en el espejo…

En ese vació existencial medito que el exceso de falta de emociones quizás había acabado con su cuerpo y solo quedaba la sensación del pelo al viento y la inmaculada blanca camisa que cercenaba un cuerpo intangible solo era una envoltura a modo de mortaja.

Donde estarían la piel y los huesos de su cuerpo reflexiono con cierta vehemencia.

No podía ser que no se acordase de nada, no sabia en que parte de su existencia perdió la consciencia para trasladarse al intangible mundo de la antimateria

De repente como un disparo a su alma, pensó en el alimento de su vida, y dejando su pelo lacio en el vacío, cavilo en la posibilidad de averiguar si su alma sin cuerpo, podría seguir comiendo el único alimento real de su existencia

Dostoieski, Bukowski, Pérez Reverte, Víctor Hugo, Kafka, Milan Kundera, García Marquez, y centenares de platos combinados que habían alimentado su dieta podrían seguir siendo la base fundamental de su gastronomía, las dudas con aire de ingravidez martilleaban su cerebro gaseoso, vivir con cuerpo o sin cuerpo era un planteamiento innecesario cuando pensaba en la posibilidad de no poder encontrar la posibilidad de mantener su estricta dieta, la vida podría ser larga, corta, la eternidad no seria eterna sin el alimento de los dioses de las letras.

Aquella tarde Maria se dio cuenta que había perdido la cabeza.





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