lunes, 10 de noviembre de 2014

                                                            
          
                                              SIETE  DIAS


Son siete días en el camino, dientes de un gran tiburón blanco mordiendo soledades desgarran las oxidadas estructuras de este cincuentenario barco que es mi cuerpo, la vejez prematura junto con la lejana infancia, se congratulan  ambas en sentir la perdida de la edad de la inocencia, por muchas mareas que un barco haya sentido en su casco, por muchos alisios que hayan empujado  mis velas al rio de Caronte, nada será comparable, con la tormenta perfecta que son las noches sin luna.








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