miércoles, 8 de diciembre de 2010

Los ecos de sus pasos resonaban lentos, pausados, el lento caminar le llevo hasta el final del abismo de ese escenario que tantos sensaciones le había ofrecido.

Todos los actores habían abandonado el teatro, tramoyistas, ujieres, ni los supervisores habían reparado que en el camerino, él era la ultima persona que se había quedado a esperar el final de no sabia que.

En su estado de alta sensibilidad podía sentir el tenue calor que aun emitían los focos apagados, el atrezzo desparramado con aires de cierto caos, se arremolinaba en todos los rincones posibles.

El cómodo sillón de piel con un dispar diseño italiano, la blanca alfombra de lana turca comprada en un “Zoco”de un país indefinido, las lámparas que emitían esas luces tan difusas, la guitarra bien acomodada en un rincón de esa habitación imaginaria que era ese lugar de sueños, parecía estar todo en el mas absoluto caos.

Allí, asomado al abismo del patio de butacas, estimo la posibilidad lanzarse al vacío o empezar de nuevo, después de tantos esfuerzos, de tantas noches en vela, después de las incansables arduas horas de trabajo, a horas intempestivas, el final del camino le había trasladado al abismo de ese patio de butacas.

En alguna reunión pasada, ya había oído comentar la sensación que estaba pasando por su ajado corazón, algunos compañeros de profesión ya habían sentido lo mismo que el, pero en este momento era él, el que estaba sintiendo, y cuando algo duele en tu misma piel, no es lo mismo, ese dolor se convierte en mas real, tan real como era el dolor de la soledad del artista.

Por un momento le pareció que alguien en un leve susurro, pronunciaba su nombre, con la esperanza del miedo a lo desconocido, se giro lentamente, como si esperase que una palabra encantada sirviese de herramienta para frenar esa acelerada respiración, y no vio nada, el silencio le lanzo una ráfaga de soledad.

¡!!Maldita soledad¡¡ Grito un momento antes de lanzarse hacia el abismo del patio de butacas.

Como un guiñapo cayó encima de la primera fila, y como una metáfora de su vida, acabo siendo el único espectador de su último espectáculo.

Al día siguiente los periódicos publicaron la noticia;

Autor de grandes éxitos muere en accidente en el escenario del teatro donde represento su última obra




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