EL AÑO PERDIDO
Un año sin expectativas seria un año sin frustraciones; pensó
Valerio Pinto Segundo.
En su prosaica argumentación
el inquilino de la mente privilegiada desarrollo una tesis de una sola frase;
Un año sin expectativas seria un año sin frustraciones
Si no se espera nada, todo lo que venga será sorpresa, y así
el nada ira cogiendo forma para que al final del ejercicio de 366 días de este
año bisiesto, componer una canción de cuna sin expectativas aparentes será una
oda a la no frustración.
Con esa revolucionaria idea Valerio Pinto segundo se acostó
feliz y contento.
Esa noche soñó que estaba en la parada de un autobús que no
llegaba nunca, mirando la hora de un reloj que no marcaba ninguna hora, leyendo
algo que no entendía, sin saber si era invierno o verano, en ese sueño las
caras de los transeúntes eran totalmente desconocidas, desconocidas e impertérritas,
sin emociones gesticulares, todo era anodino.
Valerio pinto Segundo se despertó una mañana a las diez y
tres minutos, ese día se dio cuenta de que se había dormido, quizás el
despertador le había fallado, o a lo mejor el sueño fue tan profundo, que este,
le hizo no oír el canto del gallo del amanecer en forma de noticias radiofónicas,
lo mas extraño del caso es que de una manera insistente el locutor del
programa de radio no hacia mas que lanzar
alegorías al fin de ese 2012, mientras su calendario marcaba un diciembre
acelerado su teléfono rebosaba de mensajes concluyentes.
Dormido o despierto, soñando o dilucidando estados confusos,
algo no encajaba en todo y se volvió a despertar de su segundo sueño.
Con la tercera clarividencia Valerio Pinto Segundo pensó que
otro año sin expectativas seria un año perdido y decidió vivir el presente, eso
si, un presente pluscuamperfecto. Irreverente e irreconciliable con los sueños arguméntales.
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