lunes, 4 de marzo de 2013

HOY



Hoy me miro en el espejo e imagino que barba de tres días se empieza a parecer a la de Dosteivsky, Probablemente -Pienso- que esta imagen seria necesaria para escribir una buena novela, o por lo menos un relato corto al mas estilo Fiodor.

Quizás El Maestro del Prado que me estoy leyendo hace que mi apartado literario se incline de la parte escritora a la acción lectora, y esa condición se comprima con las tramas que están surgiendo con esta literatura.
La verdad es que entremezclar las letras con imágenes visuales en este libro es una idea, que aunque no nueva, en este caso es una forma muy bien llevada y con un sistema muy enriquecedor.
La barba de tres días desaparecerá por la mañana, y a lo mejor esto puede ser una simetría con aquella historia de Sansón. A el, le cortaron el pelo y se quedo sin fuerza, yo me cortare la barba y no podre ser Fiodor, pero siempre me quedara la posibilidad de volverme a dejar barba para reconvertirme en el mejor de los Fiodor españoles.
La única diferencia es que yo necesitaría un ejercito de Filisteos que contratasen una Dalida para que con sus encantos y su poder de seducción se convirtiese en mi perdición literaria.






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