Una pareja de ancianos toman el “Te” con leche descremada y pastas sin azúcar acomodados en sendos sillones del arcaico salón.
Ella en un momento de lucidez emocional se pone romántica y sentimental, pero está mayor, quizás algo senil, la cabeza no le funciona como antes y confunde anécdotas y amantes.
Por eso, en su desvarío le toma por otro y empieza a rememorar en voz alta momentos maravillosos que no vivió con él.
El anciano, que también está un poco perjudicado, solo da una callada por respuesta.
Piensa: Menos mal que mi señora esta tan lucida, yo por el contrario cada día estoy peor, pues no me acuerdo de nada.
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