Aquella fría mañana de otoño al salir de tomar un chocolate con churros en
un cafetería del centro, me encontré con un hombre anuncio, en la parte
anterior del cartel que portaba anunciaba que escribía poemas personalizados por unos euros, en la parte
posterior explicaba que era un poeta en
paro con exceso de poesía acumulada, que necesitaba subsistir para seguir dedicándose
a lo que mas le gustaba, que era vaguear en las letras abecedariadas de los
poemas.
Decidí abordarle y le pregunte que tipo de poemas eran los que ofrecía en su publicidad, eran para
“Politonos” de móvil, poemas de amor, de locura, o quizás poemas a la carta.
El me respondió que por unos euros sus poemas se equipararían
al concepto de como si fuesen las
caricaturas de un dibujante.
En los poemas de amor la tarifa era por estrofas, los
sextetos y los cuartetos estaban
tarifados aparte, y si estos sumaban un
soneto el precio se encarecía exponencialmente.
Si eran rimas asonantes en romances, la categoría cambiaba.
Las Odas eran todas al mismo precio, al igual que los Haikus
y los Epigramas.
La Elegías por sus extensiones tenían un precio especial.
Las Greguería y los refranes eran gratuitos.
Y la prosa poética era de carácter personalizado por lo cual
tenia que conocer al personaje para escribir algo sobre el.
Hoy como se disponía a promocionarse tenía La Égloga al 50% de su precio.
-Bueno la verdad es que veo que lo tiene todo bien estudiado
-le comente.
Pero me podría hacer una demostración de su calidad como
poeta…
Ayer naciste y morirás mañana
Para tan breve ser, ¿Quién te dio la vida?
¿Para vivir tan poco estas lucida,
Y para no ser nada estas lozana?
¡Oiga! pero eso es de Góngora argumente
Ya… pero tenga en cuenta que esto es gratis, y si usted
quiera algo exclusivo y personalizado tendría que pagarlo.
Y donde queda el
romanticismo de un poema en todo esto -Le pregunte.
Amigo mío, en época de crisis el romanticismo pasa a un
segundo plano, lo primero es la supervivencia.
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