lunes, 19 de septiembre de 2011





Una tarde gris, lluvia, una tenue voz se disipa entre la niebla, y en mi garganta una voz ronca aflora sin constancia para llorar la ausencia de tu aroma, y en el impas de un latido acelerado, descansa mi corazón gastado por la obligada ausencia de tu quehacer diario.









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